El palancu o palu debió tener su origen en la relación de los pasiegos con su entorno, usándolo para manejarse en el monte, saltar muros y tapias, bardales, regatos, manejar el ganado, etc.
Frecuentemente servía de arma en engarres entre chavales y era un deshonor perder el palu. Como así demuestra esta copla:
No me vengas a roldar
ni preguntis si te quieru
qu’el que te quiten el palu
nada tiene de pasiegu
Aunque la modalidad más famosa es la del saltu pasiego con palu existen otros estilos de juegos pasiegos, como el de dos atrinconis y un brincu (triple salto).
Valga como anécdota la protagonizada por Enrique Barquín Lavín, natural de San Roque de Río Miera, afamado saltador cuyo renombre llegó a oídos de un mandamás de prisiones en la década de los 40, quien se encargó de organizar una competición entre él y un atleta (se cree que americano) que participaba en los juegos olímpicos en la modalidad de triple salto y se encontraba en Santander durante esas fechas.